route 76
el camino, alfombrado por hojas que nunca quisieron caer, me parecía cada vez más conocido a medida que la luz del día se iba apagando. y, mientras las gotas de lluvia se estrellaban contra el vidrio del auto, logré divisar a la distancia que el camino ya no estaba alfombrado porque las hojas, en su anhelo de compañía, se rehusaban a pasar la noche lejos de quien ya no las quería.