treeby

era de noche y ahí estaba ella, cubriéndose de la lluvia bajo un árbol, el mismo árbol que vio su primer beso, el mismo árbol que la vio enamorarse y sí, el mismo árbol que la vio llorar por su corazón destrozado. en ese momento el árbol quiso ser hombre, para cobijarla con un abrazo, acariciarla y ofrecerle su amor......de pronto un desconocido se le acercó, forcejeó por un instante para luego quitarle su cartera y finalizar su vida con una certera bala en el corazón. y mientras agonizaba recostada sobre el árbol, éste moría también, dejando caer sus marchitas hojas sobre el cuerpo de su amada.

mirar..pero no tocar

la caminata lo dejó exhausto…acostumbrado a viajar en auto no había notado cuan grande en realidad es la ciudad. al llegar a la plaza buscó un banco para descansar y esperarla. su corazón latía cada vez más rápido, casi sincronizado con el goteo incesante de la lluvia. como siempre, ella bajó de la micro y su belleza iluminó el gris otoñal mientras las hojas en el piso servían como alfombra en su caminar.
el cerró sus ojos e imaginó, como todos los días, el sabor de sus labios y el calor de sus manos….luego abrió sus ojos, se levantó y se marchó con la esperanza de verla nuevamente al día siguiente.

a-migas

y la besó por última vez…llevaban más de 47 años casados, pero se amaban como el primer día. la habitación del hospital enmudeció para presenciar el último beso entre don josé y doña martina. “te amo” le dijo, pero ella no respondió más. don josé le cerró suavemente los ojos, tomó delicadamente su mano y la besó en la frente... desde entonces viene todos los días a darnos migas para comer mientras nos cuenta una y otra vez su historia de amor.